Un caso sumamente doloroso lo fue el asesinato de la alcaldesa de Jamapa, Florisel Rios Delfín, no se puede dejar de lado la parte humana de una madre de familia a la que jamás volverán a ver sus hijos, escenas que tienden a hacerse cotidianas en el Veracruz que vivimos.
La otra parte es la cuestión política que nos hace reflexionar ¿ qué está pasando ? que acaso en ese medio tan complicado no existe alguna salida que permita que algunos personajes encuentren la puerta, y se puedan dirimir problemas a través del diálogo como lo marca la civilidad y el humanismo, sin embargo la delincuencia anda desatada, el caso es evidente.
Hace unos meses, el cruel asesinato de otra alcaldesa, Maricela Vallejo Orea del municipio serrano de Mixtla de Altamirano, cimbró a la clase política, el asesinato de una mujer embarazada de seis meses, de su esposo y de su chofer prendió los focos rojos, hablamos de vidas humanas donde las autoridades simplemente mencionan la trillada frase de se castigará “ caiga quien caiga” eso ya no puede ser, en este último caso hubo detenidos.
El levantamiento y asesinato de una alcaldesa no es un asunto menor, debe haber consecuencias, no se puede gobernar con la prepotencia que manifestó antes de morir la alcaldesa de Jamapa, sencillamente si algo no funciona, que se cambie, así de simple debería ser pero no dejar crecer una bola de nieve que puede en un momento dado arrasarnos.
Escucharemos argumentos de las autoridades en un tema muy difícil, pareciera que la fallecida alcaldesa tiene mucha culpa en su muerte, sólo acotamos que ella ya no está para defenderse de lo externado.
Así las cosas en el escenario veracruzano.
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