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CARDENISMO Y MAXIMATO.

Alfonso Meza y Carmona.

El Maximato fue una etapa de la historia de México  donde Plutarco Elías Calles había ejercido el poder teniendo bajo su mando e influencia a tres Presidentes, Emilio Portes Gil quien fue interino cuando  asesinaron a Álvaro Obregón en la Bombilla en 1928 después asumió la presidencia Pascual Ortiz Rubio 1930- 1932, un mandatario muy  débil, renunciando a la Presidencia al no poder con el cargo y Abelardo L. Rodríguez 1932-1934  quien sustituyó a Ortiz Rubio, personaje contradictorio que obedecía ciegamente la política implementada por Plutarco Elías calles.

El Gral. Lázaro  Cárdenas asume el poder de 1934- 1940 con un gabinete en su mayoría callista, en esa época la prensa y la opinión pública  no le concedía mayor mérito a Cárdenas a quien tildaban como un títere más de Calles, era muy joven y es que todo apuntaba a que el michoacano obedecería fielmente lo que le ordenara el llamado  Jefe Máximo, apodo que el pueblo había endilgado a Plutarco Elías Calles ,  se habían equivocado en la percepción de Cárdenas.

Al paso del tiempo y a finales de 1934 las diferencias entre Cárdenas y el ex presidente Calles se acentuaron, Tata Lázaro ya preparaba el escenario que daría fin al maximato, una de las acciones que no descuido Cárdenas fue tener de su lado la lealtad del Ejercito y de alguna manera fomentar de manera callada y discreta el sentimiento anticallista en el pueblo de México, le era necesario tener el control del país.

Otro factor que actuó contra Plutarco Elías Calles fue el movimiento obrero promovido por Cárdenas y que influyó por las protestas de ese importante gremio, así Lázaro Cárdenas fue preparando el escenario para acabar con el maximato que inició contestando a un reclamo del ex presidente acción que continúo con la despedida de políticos callistas  que integraban el gabinete de Cárdenas así como la destitución del entonces líder del PNR.

Lázaro Cárdenas fue un presidente que se dice era de filiación “comunista” una  especie de leyenda urbana pero de hecho si dio amplio margen para que los trabajadores se manifestarán derivando en muchas huelgas que motivó que a finales de 1934, el ex presidente Calles declarara públicamente que las huelgas eran una “agitación innecesarias” lo cual caló hondo en Lázaro Cárdenas”  pero guardó las formas y el silencio momentáneo.

Para el año de 1935 el país se vio sumido en problemas laborales de ferrocarrileros, petroleros, telefonistas, campesinos etc. el país se polarizaba pero era la política que se dictaba desde los Pinos, el resultado de toda esa agitación social se vería más adelante, Cárdenas estaba inmerso en preparar sus planes.

Una vez libre del “callismo”, el presidente Lázaro Cárdenas retomó las riendas de poder, es en ese entonces cuando el PNR que dio  origen del hoy PRI, se volvió  un partido de estado, monolítico, supeditado al poder y voluntad  presidencial, sin la sombra de Elías Calles, el presidente Cárdenas  le imprimió a la presidencia una  fuerza que con el pasar de los años se convirtió en la mayor fortaleza política de México, nos referimos al presidencialismo.

Época en que el “maximato “ se fue disolviendo a fuerza de acabar con el poder de los seguidores de Calles que eran muchos, un golpe certero fue el que Cárdenas asestó a Tomás Garrido Canabal político tabasqueño que había sido gobernador de esa entidad en  tres ocasiones,  fiel a la política de Plutarco Elías Calles, reconocido anticatólico, su caída política y posterior destierro fue de quien un día fungió como Secretario de Agricultura en el gabinete cardenista respondiendo a meros intereses callistas, dicha caída fue un golpe demoledor para el “callismo”.

El cardenismo en México fue fundamental para su desarrollo, la participación de México en esa época en el ámbito internacional fue decisiva, lo muestran hechos como la llegada de niños españoles e intelectuales que venían huyendo del régimen derechista de Franco, el pueblo dio en llamar a esos pequeños exiliados los “niños de Morelia” que definitivamente marcó al presidente Cárdenas como simpatizante de la izquierda, cuestión que lo seguiría toda su vida.

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