Alfonso Meza y Carmona.
César Garizurieta fue un político mexicano que tuvo cierta vigencia en el siglo pasado, por cierto nació en Tuxpan, Veracruz conocido con el sobrenombre de el “Tlacuache Garizurieta” pero no podemos afirmar que fue un connotado político, es más bien recordado por haber acuñado una memorable frase que retrata fielmente el sistema político mexicano “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” una lacónica frase que dice mucho del sistema político en México, llegue quien llegue, esto va a ser difícil de cambiar sin embargo el intento se hace.
Sabemos que en nuestra nación la historia de nuestros gobernantes ha sido “sui generis” llegar a un puesto de poder no es cualquier cosa, se tiene que cumplir ciertos requisitos por así decirlo, primero obtener la bendición o visto bueno de quien ese momento tenga la decisión de hacerlo, por ejemplo “un jefe” de algún partido político no sin antes pasar por toda una odisea de “competencia” con los adversarios, después salvar el escollo de las urnas que sabiendo “trabajar la plaza” desde luego con la ayuda de un gran equipo que obviamente sabrá en su momento cobrar la factura.
La historia del poder en México se remonta a muchas décadas atrás cuando surgió la revolución, una etapa turbulenta de nuestro México, que dio origen a una clase gobernante que de manera instintiva, casi natural llegó a pensar que el erario público era de tipo personal, basta recordar la frase de Álvaro Obregón “nadie resistía un cañonazo de 50 mil pesos” que describía una situación un tanto cínica que nos mostraba la corrupción de aquellos tiempos en que el presidente Obregón compraba voluntades, ese era el estilo.
Hoy la modernidad ha cambiado las cosas, la percepción es diferente, el fondo es casi el mismo, tener el poder significa acceder a una serie de cuestiones atrás del “trono”, hablamos de negocios disfrazados, de “licitaciones” que obviamente ganan quienes deben ganar, licitaciones que realizadas en el país como grandes obras, puertos, aeropuertos, red de ferrocarriles, grandes autopistas, etc. por cuestiones lógicas dejan mucho pero mucho dinero, esto se va reflejando a gobiernos estatales y por ende a municipales, así funciona esto del poder, claro con sus variantes y honrosa excepciones.
Recordamos otra frase muy significativa y que se supone dijo el gobernador del Estado de México hace algunos ayeres, el Profr. Carlos Hank González “un político pobre es un pobre político” que nos habla de la corrupción y su presencia en las altas y no tan altas esferas de la política, prácticamente Hank González desnuda la política mexicana y es que si usted hace memoria, los grandes políticos de México tiene propiedades y bienes que difícilmente podrían haber adquirido con su sueldo, vamos, no hay ex presidentes ni altos ex funcionarios de México pobres, aseguraron la supervivencia de muchas generaciones de sus familiares y fue así como han surgido apellidos que se han apropiado de México, una situación que lastima a las clases más desprotegidas.
A lo largo y ancho del país, encontraremos obras realizadas a un bajo costo, sin faltar el diezmo que se llevan algunos gobernantes, ni se diga el recurso que se queda con empresarios, de eso poco o nada se dice pero existe, algo innegable es que la Revolución mexicana ha sido el movimiento social que a su sombra se han creado grandes fortunas en hombres que se dicen revolucionarios en detrimento de las grandes masas del pueblo, se ha dicho reiteradamente que el gobierno perdona un robo pero nunca una traición, son normas no escritas que todo gobierno practica.
Esperemos que todo esto cambie y vayan siendo sólo una historia que queremos olvidar.
Foto. Crédito a quien corresponda
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