Alfonso Meza y Carmona

Segunda Parte.

Don Porfirio Díaz cumplió 75 años de edad en 1908  gozaba de  un inmenso poder presidencial pero  ya escuchaba los estertores  de la guerra y negros nubarrones en el horizonte,  el oaxaqueño desde su asunción como Presidente de la República, había  visto  transcurrir y  ser actor primordial  de los grandes cambios materiales en un México que había estado sumido en el atraso  en todos los órdenes,  coexistían  en aquel México, hondas diferencias en las clases sociales que predominaban en aquella época.

El tiempo había causado mella en el viejo dictador, las fuerzas de antaño y el vigor empezaban a menguarle, la melancolía y el sentimentalismo propio de la edad se acentuaban a la par que desconfiaba hasta de sus más cercanos colaboradores.

 El gobierno de Porfirio Díaz ya había alcanzado la mayoría de edad, era usual que los miembros de su gabinete al igual  que él, estuviera formado por gente mayor, la edad promedio era de 70 años lo mismo sucedía  con  los gobernadores, magistrados, jueces, integrantes de la Cámara de Diputados y ni se diga de los  Senadores  en un país  cuya  sociedad estaba integrada en su mayoría por jóvenes por lo tanto se puede decir que el país estaba bajo la tutela de gente mayor, ya cansados, que se reflejaba en el gobierno del dictador, la vejez del régimen no sólo era producto de la edad cronológica de quienes detentaban el poder sino de la vejez del propio régimen porfirista.

En ese año de  1908 en plena rebelión maderista, fue también un año aciago por las adversidades que se suscitaron tanto en el rubro económico como en   la naturaleza  ya que en algunas partes del país, las lluvias habían causado estragos pero en otras, la sequía había originado graves daños y perdidas.

La producción de maíz y frijol, dos productos  esenciales para la dieta del mexicana  ya eran insuficientes, disminuyó su producción drásticamente sinónimo del desastre que se vivió en el campo, los productos industriales se vieron muy afectados en sus precios, la industria manufacturera se desplomó  al igual que los precios de productos mineros, infinidad de productos mexicanos no tenían mercado, la demanda interna y externa también se desplomaron y la balanza comercial que años anteriores había sido exitosa, también se vio afectada.

Podemos apreciar que eran muchos los problemas internos de México, sumados  a la grave situación política que ya se había gestado, el régimen porfirista nada pudo hacer para contener muchos problemas, en suma ya había un pueblo cansado, con ansias de cambio,  sólo faltaba la chispa que incendiara al país y que más adelante se inició.

Así es como llega el 25 de mayo de 1911 cuando el viejo dictador adolecía de los males propios de la edad, se dice que un terrible dolor de muelas aquejaba al oaxaqueño que ese día envió su renuncia como Presidente al Congreso para que al día siguiente iniciara el viaje sin retorno, su primer punto era el  Puerto de Veracruz donde abordó el barco Ypiranga con destino a Francia a un destierro del que nunca volvió, antes de iniciar su último viaje, Don Porfirio Díaz, externó su lacónica frase de “han soltado un tigre”, era verdad.

De esa manera concluyó en parte una etapa sangrienta de la historia de México,  cerca de un millón  de personas perdieron la vida, una parte de la historia donde participaron personas del pueblo, algunos iletrados como Francisco Villa y Emiliano Zapata pero con enorme sentido común y millones de héroes anónimos pero también de personas de alta sociedad como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza quienes supieron  encauzar los cimientos de una Revolución cuyos ideales eran transformar la sociedad mexicana de aquella época, después vendrían días complejos, sumamente complicados  cuando temas tan sensibles como la repartición de la tierra que era uno de los postulados de Emiliano Zapata no se cumplió a cabalidad, fue entonces que el Caudillo del Sur siguió en su lucha donde el estado de Morelos fue clave.

A más de cien años de la Revolución Mexicana, México fue creciendo y desarrollándose, sus principales actores obraron en consecuencia pero pasaron muchos años para que el país se fuera encauzando por otros caminos, existieron divisiones, asesinatos , traiciones, no ha sido fácil el transitar hacia una democracia  ya que siempre han existido los intereses de personas y de grupos.

La Revolución Mexicana fue un parteaguas en el México moderno, años de profundos cambios que corrieron por el mundo, nuestro país  no fue la excepción.

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